Gibraltar: Las cartas sobre la mesa
Andaluc�a Libre
mi�rcoles, 31 de julio de 2002
En las ultimas semanas tres hechos han venido a clarificar el momento actual del contencioso colonial de Gibraltar.
Primero, Jack Straw, ministro de Asuntos Exteriores brit�nico, comparec�a sorpresivamente en su Parlamento para reafirmar la voluntad del Gobierno brit�nico de llegar a un acuerdo con el Estado espa�ol sobre Gibraltar, seg�n la metodolog�a conocida y con el r�gimen de cosoberania como propuesta de soluci�n al conflicto. La declaraci�n de Straw se produc�a en plena crisis entre Marruecos y el Estado espa�ol a cuenta del islote Leila-Perejil.
Segundo, Peter Hain, ministro brit�nico para Europa, en una entrevista en EL PA�S, aclara, en t�rminos casi de ultim�tum, que la posici�n brit�nica exige que el acuerdo de cosoberania con el Estado espa�ol sea 'permanente' y que excluya a la base militar (el 40% del territorio de la Colonia) que seguir�a bajo exclusiva soberan�a y control brit�nicos, aun cuando se permitiera su uso por las FFAA espa�olas 'como cualquier otro aliado de la OTAN', es decir, como si fuera Dinamarca. Al poco, el primer ministro Blair, avala en rueda de prensa este posicionamiento.
Tercero, Peter Caruana -alcalde de la Colonia con el titulo de ministro-principal- anuncia su intenci�n de convocar unilateralmente en octubre un refer�ndum para que los ciudadanos con estatus gibraltare�o se pronuncien sobre los acuerdos hispano-brit�nicos. El Gobierno brit�nico declara inmediatamente que no concede ning�n valor a esa consulta.
De esta manera, un proceso que aparentemente aparec�a bloqueado, toma nueva vida por iniciativa brit�nica, aunque lo hace en forma harto problem�tica.
El colonialismo brit�nico evidencia su inter�s por asegurar su presencia en el Pe��n, alterando formalmente su r�gimen. El Gobierno brit�nico quiere que el Gobierno espa�ol abandone sus t�tulos hist�rico-jur�dicos, provenientes del Tratado de Utrecht, a cambio de la imagen de ver ondear en Gibraltar la bandera espa�ola junto a la brit�nica.
Desde el punto de vista del colonialismo brit�nico, su propuesta implicar�a que la cuesti�n de Gibraltar desaparecer�a de la ONU y dejar�a de incordiar en la Uni�n Europea con el aval espa�ol, sin por ello verse afectado el r�gimen de privilegio de Gibraltar, los intereses brit�nicos en la Roca y su separaci�n institucional del resto de Andaluc�a. El car�cter 'indefinido' del acuerdo -sin disposiciones de revisi�n ni plazos de transici�n a la soberan�a espa�ola- conferir�a a la posici�n brit�nica todas las ventajas de la actual situaci�n sin ninguno de sus inconvenientes.
Extremadamente significativa es la clarificaci�n de la postura brit�nica sobre la soberan�a de la base militar -rectificando incluso declaraciones previas del embajador brit�nico en Madrid que asum�an el doble mando hispanobrit�nico- que ahora se explicita que ser�a de exclusiva titularidad brit�nica, seg�n el modelo chipriota. Esto supone sustraer buena parte de la extensi�n de la colonia al 'r�gimen de cosoberania' y muestra que, incluso hoy, siguen vigentes las iniciales motivaciones militares para la ocupaci�n brit�nica del Pe��n. Adem�s, se desprende de ello que el dispositivo militar imperialista angloyanqui entiende que en Gibraltar ni siquiera es suficiente lo que ya disfruta en Rota y Mor�n, bases militares tambi�n ubicadas en territorio andaluz.
Caruana, por su parte, ha decidido sacar ahora a la superficie su recurso de convocar un plebiscito a la rhodesiana para mostrar que la poblaci�n de la Colonia con estatus gibraltare�o no est� de acuerdo con el plan hispano-brit�nico. Londres ha dicho reiteradamente que el hipot�tico acuerdo entre Gran Breta�a y el Estado espa�ol -formalizado como una declaraci�n conjunta- no ser�a operativo hasta contar con el asentimiento de los gibraltare�os. No obstante, es obvio que aparte de establecer un horizonte delimitado sobre el futuro de la Colonia, el acuerdo beneficiar�a a los brit�nicos desde su misma firma con Madrid, permiti�ndoles forjar eje en la UE sin la molestia del contencioso gibraltare�o. Lo que Caruana pretende con el anuncio es, primero, intentar mantener abiertas sus expectativas de acceder al r�gimen de la Isla de Man, ideal para mantener con plena seguridad el entramado financiero que sostiene la econom�a de la Colonia; segundo, condicionar el curso de la pol�tica brit�nica y reafirmar sus pretensiones de reconvertir a la poblaci�n colonial en un sujeto m�s y adem�s definitorio para la resoluci�n del conflicto.
La respuesta brit�nica a esta iniciativa -calific�ndola de 'exc�ntrica, ilegal, irrelevante e innecesaria'- afirmando que el �nico plebiscito que puede valer es aquel que cuente con la autorizaci�n brit�nica, ha evidenciado nuevamente que los pretendidos derechos de la poblaci�n colonial s�lo han contado y cuentan para Londres en tanto sirvan para encubrir y facilitar los intereses brit�nicos. Joe Bossano -l�der de la oposici�n gibraltare�a- descubre ahora la hipocres�a brit�nica, haciendo expresa referencia a la diferente actitud de Londres, que hoy no reconoce el mismo ejercicio plebiscitario que en 1967 impuls� para dar cobertura a su continuidad colonial.
Desde Andaluc�a s�lo cabe rechazar con contundencia el proyecto hispano-brit�nico. En otras ocasiones ya hemos advertido que para Andaluc�a podr�a ser t�cticamente interesante, como expediente temporal, que Gibraltar pasara a soberan�a espa�ola; esencialmente porque as� se eliminar�a la interferencia pol�tica y militar brit�nica presente y futura sobre Andaluc�a y dejar�a la tarea de emancipaci�n nacional andaluza s�lo en conflicto con el Estado espa�ol. Los t�rminos descritos de la propuesta brit�nica no ofrecen siquiera esas concretas ventajas y las declaraciones del Gobierno espa�ol vuelven a demostrar que, tambi�n en este asunto, el Estado espa�ol act�a contra los intereses andaluces. Obviamente, el movimiento nacionalista andaluz no puede ni reconocer ni entenderse comprometido por los pactos que puedan rubricar Londres y Madrid, ni mucho menos admitir que estos afecten en lo m�s m�nimo los inalienables e imprescriptibles derechos de Andaluc�a a su plena integridad territorial.
Por otra parte, lo que puedan pensar o desear los ciudadanos con estatus gibraltare�o sobre la soberan�a del Pe��n y su futuro territorial es una cuesti�n simplemente irrelevante.
Tan previsible es que ahora tanto llanitos como ceut�es o melillenses -como antes hongkoneses, pied-noirs o caldoches- propugnen masivamente el mantenimiento de sus respectivas situaciones coloniales como que, desde un punto de vista consecuentemente democr�tico y por tanto anticolonial, esa opini�n no tenga el menor valor.
Los derechos e intereses de esas poblaciones a tener en cuenta y a respetar, son de otra naturaleza y en absoluto pueden integrar ninguna capacidad para determinar y ni a�n condicionar el futuro de soberan�a de esos enclaves coloniales. Desde Andaluc�a podemos desear, trabajar y confiar en reintegrar a la naci�n andaluza a los andaluces con estatus gibraltare�o, una vez eliminado el poder colonial y subrayar nuestro inter�s por contar con la inestimable aportaci�n de sus peculiaridades culturales y ling��sticas como elemento de enriquecimiento de la identidad nacional andaluza pero, igualmente, hemos de advertir que no podemos ni debemos supeditar los derechos nacionales andaluces en la recuperaci�n de nuestra integridad territorial a posiciones colonialistas irreductibles o intereses ego�stas.
En cuanto a este ultimo aspecto de la cuesti�n, es interesante rese�ar la contumacia -digna de mejor causa- de ERC en su actitud procolonialista en la cuesti�n de Gibraltar, como muestran nuevamente las ultimas declaraciones de su portavoz Joan Ridao sosteniendo la iniciativa plebiscitaria de Caruana. Parece claro que esta organizaci�n catalana manifiesta un notorio desprecio por la posici�n e intereses de Andaluc�a en este conflicto, que s�lo lee en clave hispano-brit�nica, llev�ndole parad�jicamente a asumir posiciones del mismo tenor que el unionismo probrit�nico norirland�s. Resulta una sustanciosa incoherencia por parte de ERC que a los pocos d�as de hacer justa y valiente referencia al colonialismo espa�ol en Marruecos a cuenta de los enclaves de Ceuta y Melilla no aplique a Gibraltar y al colonialismo brit�nico en Andaluc�a id�nticos criterios.
ANDALUCIA LIBRE n� 133, mi�rcoles, 31 de julio de 2002 17:30
Andaluc�a
Refer�ndum rhodesiano en Gibraltar
y algunas actitudes vasco-catalanas contra Andaluc�a.
Andaluc�a Libre
15 de noviembre de 2002
"Una expresi�n radical de irritaci�n con la actitud de los llanitos se da en el pueblo de San Roque, fundado en 1704 por los andaluces que huyeron de Gibraltar cuando lo tomaron los ingleses. El a�o pasado, Caruana prohibi� que los ni�os gibraltare�os participaran en los Juegos del Estrecho organizados por esta localidad en la que est� Sotogrande, la urbanizaci�n de lujo en la que el chief-minister tiene una casa de veraneo. El motivo es que los sanroque�os se negaron a ocultar el lema "la ciudad de San Roque donde reside la de Gibraltar", que adorna su escudo municipal desde hace 300 a�os. Al calor de esa pol�mica, surgi� el Foro para el Encuentro de los Pueblos de Gibraltar. 'El refer�ndum me parece una absoluta inmoralidad, porque Caruana deber�a haber tenido al menos la decencia de no convocar s�lo a los que van a votar como �l, y haber ofrecido el voto a los que salimos de Gibraltar huyendo de los ingleses', dice Francisco Linares Vellido, abogado civilista de 42 a�os y miembro del Foro. Coincidiendo con el refer�ndum de ma�ana, este movimiento va a inaugurar una exposici�n de los documentos fundacionales de San Roque, incluido el pend�n que recibi� de los Reyes Cat�licos y que hoy es la bandera del municipio: id�ntica a la que en Gibraltar ahora veneran como propia los llanitos." EL PAIS, mi�rcoles, 6 de Noviembre de 2002.
"El 98,97% de los llanitos que votaron, rechaz� el jueves 7 de Noviembre que el Reino Unido y Espa�a compartan la soberan�a sobre el Pe��n. La participaci�n fue del 87,92% del censo (20.683 individuos). S�lo 187 votaron que s�, frente a 17.900 que optaron por el no y 72 que votaron en blanco. Hubo 11 nulos y 2.506 abstenciones."
El resultado fue el previsto: un abrumador NO a la hipot�tica propuesta de co-soberan�a angloespa�ola sobre el Pe��n. El mismo tipo de convocatoria y de cifras que si, por ejemplo, se hubiera preguntado ese d�a en Ceuta y Melilla si quer�an pasar a soberan�a marroqu� o permanecer como colonias espa�olas o si se hubiera hecho lo mismo en la ciudad de Argel en 1962 entre la opci�n de continuar francesa o integrarse en la Argelia independiente; o si en Neguri, Sarri� o la Quinta Avenida se pusiera a consulta si el capitalismo es o no el mejor y m�s justo sistema social posible. Cualquier parecido con el ejercicio de la autodeterminaci�n nacional es pura coincidencia.
No obstante, desde una perspectiva nacional andaluza anticolonialista, s�lo cabe felicitarse, no tanto del resultado -que tiene la misma legitimidad que la de los otros ejemplos citados: ninguna- como de sus consecuencias pol�ticas.
Ya argumentamos detalladamente aqu� en su d�a (ver Gibraltar andaluz) que era mucho mejor para la futura recuperaci�n de la integridad territorial de Andaluc�a que se mantuviera el actual estatus colonial brit�nico de una manera expresa en lugar de que este fuera sustituido por su enmascaramiento bajo la llamada co-soberan�a.
Si el refer�ndum de 1967 en Gibraltar sirvi� para que la Gran Breta�a, que estaba retir�ndose entonces de sus posesiones al Este de Suez, justificara su permanencia; el de 2002 -aun organizado a la manera de los colonos blancos en la Rhodesia ocupada de 1965- servir� para que Londres pueda atender los requerimientos de Washington, refugi�ndose -como marca la tradici�n- tras la excusa de no afectar las 'sensibilidades gibraltare�as' (est� claro que los chagosianos deportados de la isla de Diego Garcia, no son tan sensibles).
Ya pudo atisbarse adonde se encaminaba el proceso cuando, hace algunos meses y entrando en contradicci�n con sus propios pronunciamientos previos, el Foreign Office, a instancias yanquis, comenz� a reclamar que m�s del 40% del territorio colonial, es decir la base militar, quedara excluido de cualquier acuerdo con Madrid, de manera que ning�n indiscreto -por muy aliado y servicial que fuera- pudiera curiosear en esas intimidades. Son consecuencias de la relaci�n especial trasatl�ntica Londres-Washington.
Ahora -para no extendernos ni repetirnos- vamos a detenernos en un asunto colateral a la cuesti�n colonial cual es la actitud ante el problema de Gibraltar de determinados sectores de Euskadi y Catalu�a. En relaci�n a esta ultima, ya valoramos muy cr�ticamente en su d�a los posicionamientos procolonialistas de ERC. Hoy, especialmente, a partir de la serie de cr�nicas publicadas en el diario del PNV, DEIA, podemos hacer lo propio con esos mismos sectores en Euskadi.
El diario vasco peneuvista desplaz� como corresponsal a la colonia a Joseba Arruti, un tipo que se extra�aba de encontrarse en los gibraltare�os "una curiosa mezcolanza entre el gracejo andaluz y la sobriedad de la metr�poli", con lo que se delataba como guiri-total. Su l�nea en sus cr�nicas de color local era reproducir como 'la verdad revelada' el discurso de Caruana. Para remate, su director, Ba�os Loinaz, en plan sentencioso, se met�a a dar clases de autodeterminaciones, mezclando churras con merinas, con tanto desparpajo como atrevimiento; como si en lugar de escribir desde Bilbao -que sigue bajo la bota espa�ola- escribiera desde Lisboa, Riga, Tallin, Bratislava o Kiev. Si bien desde Andaluc�a no nos reconocemos una autoridad en la materia, de momento al menos; tras unos cuantos decenios de historia a las espaldas y vistos los hechos, habr� que recordarle a alguno que el PNV tampoco ha hecho meritos empiricos precisamente para dar lecciones ajenas al respecto. Tambi�n en Gara hubo alg�n apunte -aunque m�s ambiguo- en ese tono. En todos los casos citados resulta claro cuan viva sigue por algunos andurriales la vieja costumbre de 'darle patadas a Espa�a en el culo de los andaluces'.
Dada nuestra realidad pol�tica y social no cabe extra�arse de ese ejercicio de ignorancia displicente por observadores ajenos pero s� cabe anotar cierta estulticia por su parte -al margen de las incoherencias- cuando -pensando estrat�gicamente- unos que se presumen 'nacionalistas' prefieren alinearse tras unas 20.000 personas con estatus colonial gibraltare�o, residentes en diversos puntos de una comarca andaluza en lugar de apostar por los derechos de una naci�n de m�s de ocho millones, clave dentro del equilibrio interno del Estado espa�ol.
�No hace reflexionar a algunos afamados abertzales la imagen del continuo ondear de la Union Jack para celebrar y afirmar el estatus colonial?. �No le chirr�an las v�sceras?. �C�mo se puede tener claro el asunto cuando lo que se pavonea es la estanquera en Ceuta y Melilla y por el contrario decir tantas tonter�as cuando la que se muestra es la brit�nica?. �Tan complicado y dif�cil les resulta entender que entre el 'Gibraltar brit�nico' -o su subproducto, el 'Gibraltar gibraltare�o'- y el 'Gibraltar espa�ol', cabe una alternativa que es, no s�lo la m�s justa sino la m�s democr�tica, como es el 'Gibraltar andaluz'?.
Quiz� en alg�n caso esta miop�a selectiva pueda explicarse porque se tengan relaciones estrechas con la Colonia (sea por mediaci�n del lobby o sea por v�nculos profesionales o mercantiles achacables a su condici�n de para�so fiscal) pero, en otros casos, lo que es casi peor, s�lo pueda entenderse como manifestaci�n de cuan lejanos se encuentran estos sujetos y sectores de Andaluc�a, no s�lo geogr�ficamente.
�Cuanta ignorancia o cuanto desprecio hacia los andaluces hay que tener para confundir, por ejemplo, a Bossano con una especie de Gerry Adams; cuando, pol�ticamente, si con algo y alguien se le puede homologar es con el extremismo unionista plebeyo de Ian Pasley?. (Eso s�, nuestro Bossano tiene much�simo m�s �ngel que el irland�s probrit�nico).
La cuesti�n de Gibraltar, como se ve, no deja de aportar ense�anzas para el movimiento nacionalista andaluz.
ANDALUCIA LIBRE n� 145, viernes, 15 de noviembre de 2002 2:10
Para ver analisis del proceso y de la situaci�n colonial de Gibraltar, ver
Gibraltar: G�nesis y naturaleza de una cuesti�n colonial en Andaluc�a
http://www.elistas.net/lista/andalucialibre/archivo/indice/91/msg/138/
Para fotografias, mapas y posteriores desarrollos de la Cuesti�n ver enlaces.
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